El concepto de competitividad, una revisión bibliográfica y aplicaciones generales en Colombia

EL CONCEPTO DE COMPETITIVIDAD. UNA REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA[1]




Por Carlos Rojas Arenas, administrador del BLOG. Ing Industrial, Esp Gestión Regional del Desarrollo, Esp Gerencia de Recursos Humanos, Ma, Estudios sobre Desarrollo. Actualmente Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Casanare - Colombia


INTRODUCCIÓN

La competitividad, como concepto, trascendió el ámbito empresarial y económico, y penetró diferentes dimensiones del desarrollo con gran influencia especialmente en los aspectos físico - espaciales[2] y del territorio. Este cambio paradigmático sobre la definición de competitividad se presenta en buena medida por la presencia de arreglos institucionales[3] que transformaron las relaciones económicas, sociales, políticas y culturales. Es la dimensión económica, marcadamente, la que promovió este cambio que ha llevado el concepto de competitividad a otros entornos, principalmente a la revitalización de los espacios locales y de las ubicaciones de las empresas. ”Cuando a la par con "el fin de la historia" se llegó a anunciar el "fin de la geografía para significar que la globalización estaba tornando irrelevantes las distancias, el hecho es que muy por el contrario, las variables espaciales en lo que tienen que ver con la localización de la producción, los flujos de comercio y los aspectos socio-políticos del desarrollo, son cada vez más determinantes”[4].

En torno a la importancia del territorio, entendido como el espacio geográfico en el que se despliegan “las distintas facetas, individuales, sociales y de contexto, que permiten al ser humano aproximarse a su integralidad y, eventualmente contribuir a orientar su evolución futura”[5], se han producido una serie de enfoques teóricos relacionados con las condiciones y acciones que deben emprender estos para promover el desarrollo de las sociedades que los definen en todas sus facetas. Aunque dichos enfoques traspasan disposiciones políticas, ambientales, institucionales y otras perspectivas, el enfoque económico[6] continúa siendo un factor y una dimensión predominante en los procesos de desarrollo. De aquí que la difusión de la actividad empresarial en las regiones sea un aspecto de constante estudio en las del desarrollo económico local y regional.

Bajo matices económicas y relacionadas con el desarrollo económico local, la competitividad representa un modelo o enfoque que pone en evidencia la importancia de la ubicación, de la dimensión físico - espacial o geográfica en la eficiencia económica de los territorios y, a su vez, resalta la necesidad de cumplimiento de ciertas cualidades para que dicha eficiencia sea posible.

1. ENFOQUES DE COMPETITIVIDAD PREDOMINANTES

1.1 Competitividad Sistémica

La OCDE[7] define la competitividad como el grado en que un país, estado o región produce bienes y servicios bajo condiciones de libre mercado, los cuales enfrentan la competencia de los mercados internacionales, mejorando simultáneamente los ingresos reales de su población y la consecuente productividad de sus empresas y gestión gubernamental[8]. En esta perspectiva existe la diferenciación entre cuatro niveles analíticos distintos, meta, macro, meso y micro.

La competitividad sistémica tiene como premisa la integración social, exigiendo no sólo reformas económicas, sino también un proyecto de transformación de la sociedad[9]. En el nivel meta se examinan factores tales como la capacidad de una sociedad para la integración y la estrategia, en este sentido, se definen las estructuras básicas jurídicas, políticas y económicas, es decir, aquí se definen los grandes arreglos institucionales formales que modelan la interacción humana en todos sus ámbitos.

En el nivel macro se establecen las medidas para que se lleve a cabo una asignación efectiva de los recursos. Estas se relacionan con la existencia de mercados eficientes de factores, bienes y capitales que permitan al conjunto de la economía actuar con mayor probabilidad de éxito en el mercado internacional. Así, medidas para generar competencias efectivas a la economía nacional están relacionadas con el manejo de la política fiscal, presupuestaria, monetaria y cambiaria. “La estabilización del contexto macroeconómico tiene que apoyarse sobre todo en una reforma de las políticas fiscal y presupuestaria, como también la monetaria y cambiaria. El paso de un contexto macroeconómico inestable a uno estable resulta, sin embargo, difícil por las siguientes razones”[10]:

-- La lucha contra la inflación mediante una política restrictiva de tipo presupuestario, tributario y monetario contribuye a limitar en muchos casos no sólo el consumo, sino también las inversiones, reduciendo así todavía más los márgenes de crecimiento y distribución de la economía nacional. De ahí el campo de tensión que existe en forma latente entre los objetivos de estabilidad, crecimiento y distribución.

-- Las medidas de estabilización a nivel macroeconómico que suelen surtir efecto van acompañadas de prolongadas reformas estructurales paralelas, como la del sector económico estatal, del desarrollo de un sector financiero efectivo y una de la política de comercio exterior.

-- Los costos del ajuste se sienten de inmediato, mientras que sus beneficios demoran en hacer lo mismo, de modo que la producción, la inversión y la ocupación suelen decrecer en la fase inicial.

De esta manera se reconoce que la estabilización del contexto macroeconómico demanda no solo un esfuerzo técnico, sino también un gran acuerdo entre las distintas fuerzas políticas para realizar cambios estructurales que requieren las economías nacionales para prosperar en el escenario de competencia global, esto es, mantener tasas sostenidas de crecimiento y alcanzar un alto nivel de vida para sus habitantes.

En el nivel meso se estudia la formación de un entorno capaz de fomentar, complementar y multiplicar los esfuerzos de la empresa; también se vinculan elementos de la economía industrial, la teoría de la innovación y la sociología industrial con los argumentos del reciente debate sobre gestión económica desarrollado en el plano de las ciencias políticas en torno a las policy-networks[11]. “En el nivel meso se establecen políticas de apoyo específico, formación de estructuras y articulación de procesos de aprendizaje al nivel de la sociedad”[12]. Allí, pueden confluir los esfuerzos de las acciones implementadas en los niveles meta, macro y micro; los esfuerzos de los sectores público y privado, y se representan aquellos esfuerzos en la dimensión regional y local, por lo que se reivindican al espacio y al territorio como escenario dinámico fundamental para el logro de ventajas competitivas.

En el nivel micro, se define la estrategia empresarial. Aquella que puede garantizar a la firma mantener una ventaja sistemática en el mercado. En vista de las circunstancias actuales[13] las empresas se encuentran “obligadas”, si quieren mantenerse en el mercado, a conseguir simultáneamente en todos sus procesos internos y en su entorno inmediato, “eficiencia, calidad, flexibilidad y rapidez de reacción, en redes de colaboración mutua”[14]. Esto implica, nuevamente, que el escenario de competencia no solo involucra a las empresas sino que también a los espacios locales y regionales. De esta manera la estrategia de la empresa involucra a unos elementos para incrementar la ventaja competitiva, pero en el entorno local, regional y nacional, será en el que se aporten el resto de elementos para garantizar que las empresas triunfen.

La conformación de clústers, será una condición necesaria para que la empresa alcance mejores resultados organizacionales y mejore su posición competitiva. Bajo esta premisa, el nivel meso adquiere mayor relevancia y se convierte en el integrador de los demás niveles: “los efectos acumulativos de aprendizaje y las innovaciones van de la mano con la formación de redes de colaboración interempresarial a nivel micro y con relaciones de cooperación tanto formales como informales entre las empresas y los conjuntos de instituciones relacionados con los clústers; la creación de esos conjuntos institucionales constituye la médula de toda política locacional activa. La capacidad tecnológica en cuanto fundamento de la competitividad se basa a su vez en "stocks" de conocimientos y procesos de aprendizaje acumulativo difícilmente transferibles y muchas veces no codificados que van materializándose en el curso de la interacción entre empresas e instituciones. De esta manera van surgiendo los patrones y ventajas competitivas específicas para cada país y región, que no son fáciles de imitar”[15].

2- Competitividad Global

   Enfoque promovido por B. Coriat en el que la competitividad se relaciona con la capacidad que tienen las empresas para actuar tanto sobre factores de costo como de no costo. Entre los factores de costo se encuentran el trabajo, el capital y los insumos. Hacen parte de los factores de no costo la capacidad instalada, el cumplimiento de normas técnicas, la diferenciación de productos, los tiempos de entrega, la especialización, la eficacia de las redes de compra, la comercialización y la adaptación a demandas variadas. Dentro de este enfoque, se encuentra el trabajo adelantado por el World Economic Forum WEF que sintetiza en el índice de competitividad global la aptitud de un país para generar más riqueza para su gente que sus competidores en los mercados mundiales. EL WEF soporta la competitividad global en dos índices complementarios el GCI o Growth Competitiviness Index que mide la capacidad de una economía nacional para lograr un crecimiento económico sustentable en el mediano plazo, y el BCI o Business Competitiviness Index que evalúa la capacidad con la que una economía utiliza sus recursos.

3- Determinantes de la Competitividad

            Los determinantes de la competitividad es una perspectiva micro de la competitividad. Estudia la capacidad de la empresa para formular y aplicar estrategias coherentes dirigidas a conseguir una posición significativa y duradera en el tiempo. J. Ferraz ha sido uno de los precursores de este enfoque de competitividad. La capacidad de la empresa se soporta en tres tipos de determinantes. Los primeros son aquellos sobre los que la empresa tiene poder de decisión, control y modificación: entre otros la gestión, la innovación, la producción y los recursos humanos. Los determinantes estructurales son aquellos sobre los que la empresa tiene una limitada capacidad de intervención. Entre otros, el tipo de mercado, la estructura industrial y el régimen de incentivos y regulación. Los determinantes sistémicos son aquellos sobre los que las empresas tienen escasa o nula capacidad de intervención individual, entre otros se encuentran los aspectos macroeconómicos, políticos e institucionales, legales y regulatorios, sociales, internacionales e infraestructura.

4- Enfoque del IICA

El Instituto Interamericano para la Agricultura Tropical IICA, ha trabajado en el desarrollo de un concepto de competitividad involucrando la dimensión físico - espacial[16] o geográfica al que denomina, acuñando terminología ya utilizada, competitividad territorial. Para el IICA la competitividad territorial identifica cuatro componentes que se combinan de manera diferente en cada territorio: a) la competitividad económica; b) la competitividad social; c) la competitividad ambiental; y d) la competitividad global. 

Estos elementos son posibles si los actores de los territorios generan procesos de sinergia e interacción con entornos cercanos, de tal manera que se fortalezca la capacidad competitiva de las firmas del territorio y de este en sí mismo. Se referencia el concepto de proyecto de territorio para definir la noción de competitividad, que se define como un “proceso destinado a hacer adquirir a los agentes locales e instituciones cuatro capacidades: la capacidad de valorizar su entorno, actuar juntos, crear vínculos entre sectores de tal modo que se mantenga in situ el máximo de valor añadido, y, por último, de establecer relaciones con otros territorios y con el resto del mundo”[17].

Los elementos  que componen la noción de competitividad territorial del IICA se describen de la siguiente manera[18]:

  • Competitividad social
Capacidad de los agentes para actuar eficazmente, de manera conjunta, sobre la base de una concepción consensuada del proyecto de territorio y fomentada por una concertación entre los distintos niveles institucionales.

  • Competitividad económica
Capacidad de los agentes para producir y mantener el máximo de valor agregado en el territorio mediante el refuerzo de los vínculos entre sectores y haciendo que la combinación de recursos conduzca a la conformación de activos que valoricen el carácter específico de los productos y servicios locales.

  • Competitividad ambiental
Capacidad de los agentes para valorizar su entorno, reconociéndolo como un elemento distintivo y garantizando, al mismo tiempo, la conservación y la renovación de los recursos naturales y patrimoniales.

  • Competitividad global
Capacidad de los agentes de poner en perspectiva su situación, comparándola con la de otros territorios y con la del mundo en general, a fin de hacer progresar su proyecto de territorio y de garantizar su viabilidad en el contexto de la globalización.

El enfoque particular de este instituto centra su atención, cuando explica su modelo de competitividad territorial, en factores endógenos y exógenos a las empresas, cadenas productivas, y al territorio. Esto significa, que las diferentes relaciones, factores y elementos[19] que se den dentro del territorio van a ser posible la existencia de clústers y la competitividad de los mismos.

5- Otros Enfoques

Para la Cepal la competitividad se define como la habilidad de las empresas, industrias o regiones geográficas para generar, en un entorno de competencia internacional en constante cambio, niveles relativamente altos de ingresos y empleo de factores (capital, infraestructura y producción) sostenibles. A partir de esta noción ha diseñado metodologías, realizado estudios y evaluaciones sobre la competitividad de regiones y sectores industriales de países latinoamericanos[20].

La comisión presidencial sobre competitividad industrial, creada para analizar el llamado “productivity slowdown” de la economía de los Estados Unidos en 1985, acuñó la definición más conocida y aceptada de competitividad: “la capacidad de un país para sostener y expandir su participación en los mercados internacionales y elevar simultáneamente el nivel de vida de su población”[21]. Esta definición ha sido utilizada en el escenario nacional, especialmente para sustentar la definición de competitividad que acompaña la política nacional, pero con pocos resultados en la práctica.

De acuerdo con el International Institute for Management Development IMD, es el entorno competitivo de las naciones el que crea y mantiene la competitividad de las empresas, las cuales al final son las que asumen la función de creación de bienestar[22]. Para el IMD la “competitividad de las naciones es un campo del conocimiento económico, que analiza los hechos y políticas que forman la capacidad de una nación para crear y mantener un ambiente que sostenga más creación de valor para sus empresas y más prosperidad para su gente. Esto conlleva a analizar cómo las naciones y las empresas manejan la totalidad de sus facultades para alcanzar prosperidad y beneficios. Algunas naciones apoyan la creación y el mantenimiento de un ambiente que facilite la competitividad de las empresas y motive su sostenibilidad en el largo plazo[23]”.

6- Enfoque del ISC de la Universidad de Harvard y el World Economic Forum – WEF

El enfoque de competitividad de Porter es predominante en la vida empresarial y sirve de marco conceptual para la construcción de políticas e instituciones relacionadas con este tópico. Porter es uno de los economistas más reconocidos en esta ámbito y sus postulaciones han motivado la creación de marcos institucionales orientados a establecer mecanismos de diseño, formulación, ejecución y evaluación de políticas e instrumentos[24] relacionados con la promoción de la competitividad en sus diferentes ámbitos (empresarial, clúster, regional y nacional).

Porter define la competitividad como la producción de bienes y servicios de mayor calidad y menor precio que los competidores domésticos e internacionales, que se traducen en crecientes beneficios para los habitantes de una nación al mantener y aumentar los ingresos reales. Más allá de las percepciones y perspectivas sobre la competitividad[25], Porter afirma que “el único concepto significativo de la competitividad es la productividad. El objetivo principal de una nación es conseguir un alto y creciente nivel de vida para sus ciudadanos[26]”, y continua…“la productividad es el determinante fundamental del nivel de vida de una nación a largo plazo; es la causa de la renta percápita nacional. La productividad de los recursos humanos determina los salarios de los trabajadores; la productividad con que se emplea el capital determina el rendimiento que obtienen sus propietarios”[27]. En este sentido, un determinante fundamental de la competitividad y del éxito empresarial, y por consiguiente del crecimiento económico de las regiones y las naciones, esta soportado en la especialización productiva y en los procesos de innovación, sea a través de cambios tecnológicos o de nuevas formas de hacer las cosas.

Una de las tesis fundamentales de Porter que involucra el concepto de competitividad empresarial con el de competitividad regional es la que enuncia que “el entorno, la ubicación o localización de las empresas es fundamental para su éxito o para su fracaso. El entorno o localización puede facilitar el desarrollo de una serie de atributos que se complementan entre sí, y que pueden contribuir de forma significativa al posicionamiento nacional, internacional  y/o global de las empresas, en últimas, al incremento de su productividad y a su victoria corporativa”[28]. Son estos atributos los determinantes de la ventaja competitiva nacional o regional según sea el caso.

Este acondicionamiento “ambiental” o entorno, Porter lo denominó el diamante de la ventaja nacional y consta de cuatro atributos que permiten la innovación en las empresas, mejoran la competitividad de las mismas, y construyen en estas, capacidades para enfrentarse a procesos de cambio e innovación con mayor facilidad, bajo un precepto fundamental en este escenario económico, denominado especialización productiva regional o nacional. En esta línea, las regiones[29] o naciones deben concentrar sus esfuerzos humanos, institucionales, técnicos, tecnológicos, físicos, financieros y de otras índoles en torno a aquellas actividades de producción que no solo representan ventaja comparativa sino que con los esfuerzos anteriormente mencionados pueden constituir una estrategia competitiva para estas regiones o naciones.


Figura No 1. Diamante de la Competitividad. Fuentes de la ventaja competitiva de las ubicaciones

Fuente:http://www.monografias.com/trabajos26/competitividad/competitividad.shtml

El primero de los atributos se denomina condiciones de los factores. Como señala Porter, “contextualizando los postulados de la teoría de Adam Smith y David Ricardo sobre los factores de producción a nuestra época, se puede afirmar que dichos postulados son incompletos y en algunos casos incorrectos”[30]. Los factores de producción necesarios para la creación de ventaja competitiva no surgen de la ventaja comparativa, deben crearse, para lo cual, es necesario realizar inversiones significativas, en forma permanente y buscando hacer más especializados estos factores. Las condiciones de los factores, según el caso, pueden generar incentivos positivos o negativos en los procesos de innovación y mejoramiento de las empresas. En ocasiones, contar con factores de producción como abundante mano de obra o recursos naturales, forman  incentivos negativos que terminan socavando la capacidad de creatividad y mejoramiento de las empresas. No obstante, la ausencia de estos factores son “vitales” para la creación de ventajas competitivas. La necesidad en buena medida, obliga a crear, construir, recurrir a medidas que mejoran ostensiblemente la competitividad empresarial y nacional.

El segundo de los atributos se denomina condiciones de la demanda y está relacionado con la exigencia y el tamaño del mercado, nacional o internacional. Este atributo se refiere a la capacidad del mercado para emitir señales que motiven a las empresas a innovar y anticiparse a las necesidades de este. Con respecto al mercado nacional, Porter afirma que “las naciones logran ventaja competitiva en los sectores donde la demanda interior brinda a sus empresas una imagen más clara o temprana de las nuevas necesidades de los compradores, y donde estos presionan a las empresas para que innoven con mayor rapidez y logren ventajas más valiosas que las de sus rivales extranjeros”[31]. Por otra parte, pero haciendo referencia al mercado interno, Porter señala también que, “de un modo más general, las empresas de una nación pueden prever las tendencias mundiales, si los valores de la nación se difunden, es decir, si el país exporta sus valores y gustos además de sus productos”[32].

Otro de los atributos lo componen la estrategia, estructura y rivalidad de las empresas. En primer lugar, este atributo orienta su atención en el hecho que no existe un único modo de gestión para obtener el éxito empresarial. En segundo lugar, se hace mención a que “los objetivos que las instituciones y los valores de una nación fijan a los individuos y las empresas, y el prestigio que el país otorga a determinados sectores orientan el flujo de capital y recurso humanos”[33], es decir generan los incentivos para la formación de recurso humano y para el mejor uso posible de los recursos de capital disponibles. En tercer lugar, el hecho de que la  concentración geográfica magnifica la competencia interior, debido a que la presencia de rivales nacionales fuertes es un incentivo muy importante para la creación y el mejoramiento de la competitividad empresarial y nacional.

Los sectores afines y auxiliares, constituyen el cuarto atributo para construir un escenario espacial propicio para el crecimiento competitivo de las empresas y la región. Este componente del diamante, hace mención a la existencia de redes verticales y horizontales de una determinada actividad productiva, y como dichas conexiones, constituyen relaciones de emulación-competencia-cooperación entre los distintos actores de las redes y, contribuyen a la generación de incentivos que propician la creatividad y el mejoramiento continuo. Este vértice se refiere a los clústers y son los que explican el fenómeno de la existencia de competitividad regional, o no.

4.1 – Elementos de la teoría de Porter que explican el fenómeno de la competitividad regional.

Porter plantea que son los clústers los que revitalizan el papel de los espacios de las economías nacionales, regionales, metropolitanas y urbanas, y se convierten en la estrategia a ejecutar para elevar los niveles de competitividad, no solo a nivel empresarial, sino también de condiciones de entorno para hacer mucho más fácil la consolidación de esta estrategia y la construcción de competitividad regional. Estos clústers, “que deben ser entendidos dentro de una teoría general de la competencia y de la influencia de la ubicación en la economía mundial”[34], desempeñan un papel trascendental en un escenario económico soportado en la generación y apropiación de conocimiento, y dan forma a un nuevo tipo de competencia en el que la ubicación de la empresas configuran las formas económicas nacionales, regionales, metropolitanas y urbanas. En este sentido, la ventaja competitiva ya no se encuentra solamente en la empresa o en el sector, se encuentra en las ubicaciones de las unidades de negocios y más precisamente en los clústers. Por consiguiente, las acciones orientadas a fortalecerlos mejoran la productividad y la competitividad de las empresas allí emplazadas.

Según Porter “un clúster es un grupo geográficamente denso de empresas e instituciones conexas, pertenecientes a un campo concreto, unidas por rasgos comunes y complementarias entre sí. Por su dimensión geográfica, un clúster puede ser urbano, regional, nacional o incluso supranacional. Estos[35] adoptan varias formas, dependiendo de su profundidad y complejidad, pero la mayoría comprende empresas de productos o servicios finales, proveedores de materiales, componentes, maquinaria y servicios especializados, instituciones financieras y empresas de sectores afines. Además, se integran empresas de eslabones superiores de la cadena (canales de distribución o clientes); fabricantes de productos complementarios; proveedores de infraestructura; las instituciones públicas y privadas que facilitan formación, información, investigación y apoyo técnico especializado (universidades, grupos de reflexión, entidades de formación profesional) y los institutos de normalización”[36].

Las ventajas que otorgan los clúster promueven la productividad al permitir mayor acceso a recursos materiales, recursos humanos especializados, información estratégica que produce el clúster producto de los procesos de innovación, aprendizaje y mejoramiento continuo que se dan en el mismo. La complementariedad, es otro factor que contribuye a la productividad de los clúster debido a que realizar tareas conjuntas y compartir asuntos estratégicos (como el benchmarking) relacionados con la actividad empresarial y la vigorosidad del clúster son actividades que permiten influir de manera positiva en la construcción de productividad en la empresa y en su lugar de ubicación. Otra ventaja de los clúster es la generación de bienes cuasi- públicos como la infraestructura especializada, el asesoramiento por parte de instituciones públicas, los programas educativos, la información, los procesos de tecnología, la reputación, el marketing de la ubicación o cúmulo, el aprovisionamiento colectivo entre otros,  que de manera individual o por unidad de negocio sería demasiado costos obtenerlas.

Un aspecto fundamental de los clústers tiene que ver con lo que Porter denomina el pegamento social, aquel elemento que aglutina y contribuye al proceso de creación de valor. Buena parte de las ventajas competitivas de los clústers dependen de que circule libremente la información, se descubran intercambios que añaden valor, haya en los participantes buena disposición a coordinar intereses y colaborar, y el aliciente para mejorar sea fuerte.

Las relaciones, redes y la conciencia de interés común suelen favorecer estas circunstancias. Así, la estructura de los clústers adquiere una importancia relevante. Además, ante la influencia de los flujos de información, las relaciones y operaciones con el espacio, así como la influencia de la proximidad en los costos, la falta de coordinación de los incentivos, puede corregirse bajo la fuerte influencia de las relaciones repetidas y de otros aspectos de la ubicación y los clústers. En este aspecto, la confianza, la reputación, los contratos informales y la interacción repetida pueden limitar comportamientos oportunistas de integrantes de las aglomeraciones empresariales.

Por supuesto, esta situación forjará unas relaciones constructivas que afectarán positivamente las unidades empresariales y el clúster como tal. Bajo estas premisas, el capital social existente en el, es de suma importancia para su supervivencia y su éxito.

De lo descrito en líneas anteriores, y parafraseando a Porter, es correcto afirmar que la teoría de los clúster permite conectar más estrechamente las teorías de las redes, capital social y compromiso cívico con las de competencia empresarial y prosperidad económicaAdemás, concede un papel importantísimo a la ubicación de las empresas sustentada en las economías de aglomeración que constituyen los clústers. “La importancia de la aglomeración geográfica tiene que ver con que ésta da origen a la generación de las llamadas “economías externas” [37], las cuales pueden ser de dos tipos: tecnológicas y pecuniarias. Las economías externas tecnológicas entrañan la transferencia (o derrame) de conocimiento entre las empresas, la cual contribuye a que la parte receptora obtenga capacidades tecnológicas que tienden a robustecer la ventaja competitiva de la industria. 

Por otra parte, las economías externas pecuniarias incluyen la creación de un mercado para la mano de obra especializada y los proveedores que nuevamente tiende a fortalecer la ventaja competitiva de la industria. Dicho en otras palabras, la aglomeración mejora el desempeño de las empresas (y en consecuencia de la industria) al reducir los costos de transacción tanto en los activos tangibles como en los intangibles”[38].

5 – El Enfoque de Competitividad de Porter en Colombia[39]

Porter[40] afirma que en las economías en desarrollo, la formación de clústers, referentes espaciales de la competitividad regional, se ve dificultada por el bajo nivel local de formación y capacitación, las carencias tecnológicas, la falta de acceso al capital y el insuficiente desarrollo de las instituciones. Además, se presenta desarticulación entre los programas de educación en distintos niveles y los requerimientos de los clústers en lo que tiene que ver con el talento humano. Sucede también, que las políticas estatales no generan los incentivos suficientes para la creación o crecimiento de estos. Colombia no esta exenta a esta situación como demuestran diversos estudios adelantados en este tema[41].

5.1  – Algunos Antecedentes

La influencia del enfoque de competitividad de Porter sobre las políticas nacionales inicia en el año 1992 durante el gobierno del Presidente Cesar Gaviria, quien decide contratar a la firma de Consultoría Monitor Company para realizar un análisis de competitividad. Su aproximación fue fundamentalmente sectorial y del nivel país. Producto de la investigación, Porter hizo énfasis en el mejoramiento de  diez factores estratégicos para la nación: i) pensar con un enfoque micro (empresas); ii) desarrollo del centro de innovación, iii) mejorar la demanda local, iv) educación o capacitación en estrategia comercial, v) formación de nuevas empresas; vi) incentivar las relaciones compradores – oferentes, vii) crear el Consejo de Competitividad (investigación), viii) prensa económica, información económica adecuada para los empresarios, ix) incentivar los recursos humanos especializados, y x) vender o promocionar la imagen país. Esta primera ola de recomendaciones se enmarca dentro de lo que Porter denomina la función del estado, dentro de lo que él denominó "diamante de la competitividad"[42].

Durante 1994 en el periodo de Gobierno del presidente Ernesto Samper, a través del decreto 2010 de 1994, se creó el Consejo Nacional de Competitividad, adscrito directamente a la Presidencia de la República, cuya función era la de asesorar al Gobierno Nacional en temas relacionados con calidad, productividad y competitividad del país, y se promovieron varios Acuerdos Sectoriales de Competitividad por cadenas productivas como espacio de concertación donde el gobierno y los gremios se comprometían a mejorar la productividad de las empresas y su entorno competitivo.

Luego, en el gobierno del Presidente Pastrana  con la expedición del decreto 2222 de 1998, la Comisión Mixta de Comercio Exterior asumió las funciones del Consejo de asesoría al Presidente de la República en los temas de productividad y competitividad. Esta comisión impulso el Plan Estratégico Exportador, los acuerdos de competitividad, la Red Colombia Compite, y los Encuentros Nacionales de Productividad y Competitividad, realizados semestralmente, que permitieron la creación de un espacio propicio para el diálogo entre gobierno y empresario, y posicionaron el tema de la competitividad en el país. 

En el año 1999 el Ministerio de Comercio Exterior lanzó la Política Nacional de Productividad y Competitividad (PNPC). “Esta política tenía tres instrumentos principales: (1) uno transversal, basado en la Red Colombia Compite, (2) uno sectorial, basado en la firma de convenios de competitividad, y (3) uno regional, basado en los Comités Asesores Regionales de Comercio Exterior (Carce)”[43].

Con el Conpes 3297 de julio de 2004, durante el gobierno del presidente Uribe se profundiza la política pública sobre competitividad con la definición de la Agenda Interna para la Productividad y la Competitividad (AI). Esta agenda estuvo construida en tres ámbitos. El ámbito regional[44], el ámbito sectorial y el ámbito transversal.

En el año 2005 con presencia del profesor Porter, la Universidad de los Andes realiza el seminario de competitividad denominado Misión: Competitividad. De allí surgen grandes iniciativas de cohesión nacional, tales como la creación en 2006 del Sistema Administrativo Nacional de Competitividad (SNC), dirigido desde la Alta Consejería Presidencial para la Competitividad y las Regiones. La creación de esta institución estuvo soportada por el documento CONPES 3439 y el Decreto 2828 de agosto de 2006 que posteriormente se modificó por el Decreto 1475 de 2008.

El sector privado y la academia toman la iniciativa para crear la institucionalidad privada que se encargaría de articular los esfuerzos con el sector público e interactuar proactivamente con el Sistema Nacional de Competitividad. Se crea entonces en 2006 el Consejo Privado de Competitividad, como una organización sin ánimo de lucro de la que forman parte el sector empresarial y la academia, con el fin de profundizar en temas de innovación y productividad. Uno de los objetivos de esta entidad es difundir la importancia de la competitividad empresarial, creando conciencia tanto en empresarios como en la sociedad acerca de la importancia de esta para el desarrollo del país, así como identificar, iniciar y monitorear programas que promuevan la competitividad y la productividad no solo de las empresas sino también de las regiones de manera o en forma holística.

El Consejo Privado de Competitividad labora informes anuales de competitividad[45] en los que establece los principales requerimientos nacionales y de las regiones para mejorar la competitividad del país y sus departamentos. Estos informes se concentran principalmente en el análisis de temas como la formalización, ciencia, tecnología e innovación, infraestructura, transporte y logística, tecnologías de información y las comunicaciones, educación, pertinencia y destrezas laborales, profundización financiera, sistemas tributarios, justicia, energía, propiedad intelectual, calidad de vida en las ciudades, mapa de clúster no agropecuarios y estudios de caso sobre clústers no agropecuarios.

Durante el Gobierno Uribe, en varias ocasiones Porter visitó el país para evaluar y recomendar medidas de política pública orientadas a “explotar” la potencialidad, no de sectores productivos sino de clústers en ciertas regiones del país que se han venido denominando exitosas en la creación e implementación de acciones que facilitan la constitución, evolución y éxito de los clústers[46]. De igual forma, Porter hace énfasis en el papel protagónico que deben tener las regiones en la creación de clúster que generen mayores niveles de eficiencia y productividad, y de manera agregada en la nación. Partiendo de esta premisa el sistema nacional de competitividad ha logrado la conformación de 32 Comisiones Regionales de Competitividad e innovación, CRCI, es decir, que cada uno de los departamentos que conforman el país, posee una institucionalidad para definir y discutir aquellos temas relacionados con la competitividad de su jurisdicción.

Las CRC están conformadas por las instancias más representativas en este tema en cada uno de las regiones. Esta política se ha desplegado a partir de las recomendaciones del autor referenciado y lo que busca la institucionalidad construida es generar un proceso de discusión y cambio positivo[47] que movilice a las administraciones públicas en los distintos niveles, a las empresas, a las instituciones y a los ciudadanos en pos de la mejora del entorno económico general como el conjunto de cúmulos regionales y nacionales[48].

En 2008 se establece la Política Nacional de Competitividad a través del documento CONPES 3527, que define y establece los siguientes ejes problemáticos que impiden que Colombia sea más competitiva[49]: i)Poca sofisticación y baja agregación de valor en los procesos productivos, ii) Baja productividad y capacidad de generación de empleo en los sectores formales, iii) En particular, baja productividad del sector agropecuario, iv) Altos niveles de informalidad empresarial y laboral, v) Bajos niveles de innovación y de absorción de tecnologías, vi) Poca profundidad y sofisticación del mercado financiero, vii) Deficiencias en la infraestructura de transporte y energía, viii) Baja calidad y poca pertinencia de la educación, ix) Estructura tributaria poco amigable a la competitividad, x) Rezago en penetración de tecnologías de información y en conectividad, xi) Degradación ambiental como limitante de la competitividad, xii) Debilidad de la institucionalidad relacionada con la competitividad. Muchos de estos ejes problemáticos concuerdan con los resultados de Monitor Company.

5.2 – Aplicación de elementos de la teoría de Porter en Colombia

El documento CONPES 3527 que establece la política nacional de competitividad no define claramente la noción de competitividad y establece que la forma menos controversial de medirla es a través de la productividad. En este sentido es coincidente con Porter, quien afirma que “el único concepto significativo de la competitividad es la productividad. El objetivo principal de una nación es conseguir un alto y creciente nivel de vida para sus ciudadanos[50]”. El documento CONPES coincide con Porter también, cuando afirma que para el documento se entiende que, siendo el sector privado el principal responsable de la productividad, el papel del Estado es facilitar los esfuerzos productivos del sector privado. Esta facilitación se puede dar en por lo menos tres niveles: “(1) la provisión de bienes públicos que juegan el papel de insumos de producción para mejorar la productividad y competitividad de las firmas colombianas, (2) la promoción de alianzas productivas público-privadas, y (3) el fomento de la dimensión regional de la competitividad”[51].

Parafraseando a Porter, se puede afirmar que el papel correcto del Estado es el de catalizador y estimulador. Es el de alentar – o incluso empujar- a las empresas a que eleven sus aspiraciones y pasen a niveles más altos de competitividad, aún cuando este proceso sea intrínsecamente desagradable y difícil[52]. En este sentido le corresponde al Estado[53] generar unas condiciones propicias, en distintos ámbitos, para fortalecer el proceso de construcción sostenida de competitividad. Son entre otras, responsabilidades o roles del estado, centrarse en la creación de factores especializados[54], no intervenir en los mercados de factores y de dinero[55], imponer y regular la producción con normas sobre seguridad y medio ambiente, evitar claramente la cooperación directa entre sectores rivales[56], incentivar la inversión continuada[57], liberalizar la competencia[58] y rechazar el comercio exterior regulado[59].

El fomento de la dimensión regional de la competitividad, tercer objetivo del documento CONPES 3527,  implica reconocer que el crecimiento económico tiene un carácter localizado y que si bien, es importante generar condiciones (“la competitividad se entiende como un complemento a las condiciones de entorno para el crecimiento”[60]) para facilitar el crecimiento y desarrollo de las regiones y del país como consecuencia total del crecimiento económico regional, también es importante tener claridad entorno a los fenómenos espaciales relacionados con la localización de la actividad económica. Justamente, la Agenda Interna de competitividad y productividad nacional, en su dimensión regional, permitió que los departamentos de Colombia, en forma autónoma y descentralizada identificaran a través de consensos y ejercicios de planificación participativa, en la mayoría de los casos, las apuestas productivas en la que se debían concentrar esfuerzos financieros, institucionales, humanos y demás, para que dichas apuestas se conviertan en los motores de desarrollo de cada una de estas regiones.

En este contexto, se parte del hecho que la ventaja competitiva se crea y se mantiene a través de un proceso muy localizado, y que las particularidades de cada región[61] son fundamentales para el éxito de la misma. En el mismo sentido, se reconoce que la concentración de esfuerzos implica la especialización productiva de las regiones. Porter afirma que ninguna nación puede ni podrá ser competitiva en todos los sectores. Esta afirmación puede trasladarse a la dimensión regional sin inconvenientes mayores.

La generación de clústers o agrupamiento de empresas geográficamente, realza el carácter localizado del crecimiento económico e implica preguntar qué motiva los mismos, qué promueve la concentración espacial de la actividad empresarial. Recurriendo a las argumentaciones de Krugman, “las empresas se localizan en aquellas áreas que representan la mayor demanda. Por la existencia potencial de retornos crecientes, generados por economías de escala, las empresas prefieren abastecer otras áreas desde este lugar inicial. Costos de transporte suficientemente bajos lo permiten. Entonces, el área que concentra la mayor demanda atrae otras empresas también. Éstas adoptan la misma lógica, y esto aumenta el atractivo del área. Los productores prefieren localizarse allí debido a la mayor demanda y porque la adquisición de insumos será conveniente en este lugar, seleccionado también por otros productores. La aglomeración de la actividad económica refleja procesos de causación acumulativa: las actividades se agrupan donde los mercados son grandes y los mercados se vuelven grandes donde las actividades se agrupan. La movilidad de factores contribuye a esa causación circular acumulativa a través de la cual regiones centrales crecen a costa de las regiones periféricas. Cuanto más grande el potencial de economías de escala y más bajo el costo de transporte, mayor será la tendencia hacia la aglomeración de la producción. Las economías de escala son la fuente principal de concentración. Este fenómeno se da particularmente a nivel interregional de grandes unidades económicas”[62].

Krugman encontró también que existen fuerzas centrípetas que generan la aglomeración de empresas geográficamente. Estas fuerzas son ventajas del mercado laboral, facilidad en la consecución de insumos y servicios especializados, y un intenso flujo de información y de conocimientos. De igual manera existen fuerzas centrífugas que dispersan la actividad productiva como los costos de la tierra y deseconomías externas.

Porter le denomina a las fuerzas centrípetas del modelo de Krugman, ventajas que otorgan los clústers, pero los da como un hecho establecido o posible de establecer sin fundamentar rigurosamente sus causas. Es decir, de acuerdo con Porter, que la especialización de un área en una determinada localidad no necesariamente implica un accidente histórico. Las regiones se pueden especializar productivamente y establecer clústers a través de procesos de planificación que connotan visiones comunes sobre el desarrollo económico local. A esto, le apuestan los departamentos de Colombia a través de las agendas y los planes regionales de competitividad[63].

Bajo la perspectiva de Krugman, los ejercicios nacionales realizados con influencia teórica de Porter, no tendrán resultados positivos en todos los departamentos del país. Esta óptica implica que haya departamentos ganadores y departamentos perdedores. Bajo la óptica de Silva Lira, este proceso hace parte del acondicionamiento de la economía nacional y local, al mercado y al entorno competitivo mundial[64]

Más allá de estos comentarios y perspectivas teórica, se puede afirmar que existen unas condiciones relacionadas con el tamaños del mercado, los costes de transportes y las economías externas puras que van a beneficiar a unas regiones más que a otras en el proceso de competencia por inversión extranjera y nacional, por trabajadores mejor calificados, y por mejorar las condiciones propias que movilizan y fortalecen el potencial de las propias regiones[65].

El objetivo general del documento CONPES 3527 es contribuir a la generación de condiciones[66] para alcanzar la visión[67] de la política nacional de competitividad que esta soportada en cinco pilares fundamentales (1) desarrollo de sectores o clústers de clase mundial, (2) promoción de la productividad y el empleo, (3) formalización laboral y empresarial, (4) promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación, y (5) estrategias transversales.

Estos Pilares soportan la formulación de 15 planes de acción: i) Sectores de clase mundial, ii) Salto en la productividad y el empleo, iii) Competitividad en el sector agropecuario, iv) Formalización empresarial,  v) Formalización laboral,  vi) Ciencia, tecnología e innovación, vii) Educación y competencias laborales, viii) Infraestructura de minas y energía, ix) Infraestructura de logística y transporte, x) Profundización financiera, xi) Simplificación tributaria, xii) TIC, xiii) Cumplimiento de contratos,  xiv) Sostenibilidad ambiental, xv) Fortalecimiento institucional de la competitividad.

Si se observan los pilares de la política nacional de competitividad[68], uno de ellos acuña una expresión propia de Porter, los clústers. Más allá de la similitud literaria este pilar se concentra en la profundización de ciertas actividades productivas para que las mismas logren un mayor posicionamiento Nacional y mundial.

Entendiendo que el crecimiento económico tiene una dimensión espacial, las CRC[69] por iniciativa del gobierno nacional, han llevado las agendas internas de competitividad y productividad a planes regionales de competitividad[70] que pretenden, de forma general, crear las condiciones propicias para el desarrollo y crecimiento de los sectores productivos locales en el ámbito nacional e internacional. Es decir, se mantiene el precepto de la especialización productiva regional como condición para “triunfar” en un proceso de internacionalización de la economía nacional como el que pretende adelantar el gobierno nacional. La constitución, consolidación o fortalecimiento de clústers, según Porter, es la estrategia para promover la prosperidad y afrontar la competencia económica mundial, basada cada vez más en la generación continua de conocimiento.

La constitución, consolidación o fortalecimiento de clústers requiere del acondicionamiento de una serie de factores y la ejecución de acciones de política pública como las que plantea el documento CONPES 3527. De no llevarse a cabo este acondicionamiento es muy probable que las posibilidades de éxito de los clústers nacionales sean mínimas o nulas. Sin embargo, se debe reconocer que no todas las regiones nacionales tienen la posibilidad de triunfar en este escenario. Los puntos de partida y las condiciones generales que propician la formación de cúmulos no son iguales en todos los departamentos ni en todas las regiones que conforman el territorio nacional. Además, el contexto interno y externo para que los clústers colombianos desarrollen su potencial es aún muy bajo[71]. El gráfico a continuación muestra la situación de cada uno de los departamentos con respecto a sí mismos y con respecto a la visión de competitividad nacional.



Figura No 2. Indicadores Departamentales y Visión 2032 

Fuente: Consejo Privado de Competitividad. (2008).  Adaptado de Banco Mundial (2007) “Colombia inputs for sub-regional competitiviness Policies. Pg. 199


Figura No 3. Indicadores Departamentales y Visión 2032.

          Fuente: Consejo Privado de Competitividad. (2008). Informe Nacional de Competitividad. Pg. 208

Para concluir se puede afirmar que los elementos de la teoría de la competitividad desde el enfoque de Porter han sido fundamentales para el establecimiento de la institucionalidad Nacional en esta materia y para la formulación de la política nacional de competitividad. Los estudios realizados por este autor también enfatizan en el hecho del crecimiento económico localizado, lo que implica dar una mirada más exhaustiva a la dimensión regional de la competitividad, reconocer la importancia de generar políticas publico – privadas en torno a clústers y no sectores, aceptar el papel protagónico que debe desempeñar el sector privado en la generación de competitividad regional y dar una viraje de la macro a lo micro alrededor del estado del desarrollo de clústers,  la calidad del ambiente de negocios[72],  así como la sofisticación de la estrategia y las operaciones de las compañías. Bajo este enfoque la dimensión físico – espacial o geográfica es intérprete de las acciones que se ejecuten en el territorio y que contribuyen a la creación de competitividad regional a través del enfoque descrito anteriormente.








[1] Elaborado por Carlos Rojas Arenas, Ingeniero Industrial, Especialista en Gestión Regional del Desarrollo, Magister(C) en Estudios Interdisciplinarios sobre Desarrollo con profundización en Desarrollo Económico Local y Regional de la Universidad de los Andes. Bogotá – Colombia. Seminario Desarrollo Económico Local.
[2] Dimensión en las que se expresan físicamente las acciones de las demás dimensiones del desarrollo, entre otras, las dimensiones socio – cultural, ecológico-ambiental, técnico-económica, fiscal – financiera, institucional – administrativa.
[3] Cambios en las formas económicas consecuencia especialmente de la globalización.
[4] Moncayo Jiménez (2001) citando a O' Brien, R. (1999), Global Financial Integration: The End of Geography, Pinter, London, en evolución de los paradigmas y modelos interpretativos del desarrollo territorial. Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social - ILPES
[5] Universidad de los Andes (2007), CIDER, El desarrollo: perspectivas y dimensiones. Aportes interdisciplinarios, pg. 164, Ediciones Uniandes.
[6] La generación de ingresos a través de proyectos productivos viables desde diferentes aristas y sostenibles, y de las condiciones del entorno para esa generación de ingresos se dé, continúa siendo uno de los retos fundamentales de los procesos de creación y ampliación de oportunidades para los individuos que componen una determinada sociedad.
[7] Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
[8]La OCDE ha venido, desde la década anterior, introduciendo el concepto de  "competitividad estructural" (OCDE 1992). Los elementos medulares de este concepto son (1) el énfasis en la innovación como factor central del desarrollo económico, (2) una organización empresarial situada más allá de las concepciones tayloristas y capaz de activar los potenciales de aprendizaje e innovación en todas las áreas operativas de una empresa, y (3) redes de colaboración orientadas a la innovación y apoyadas por diversas instituciones y un contexto institucional con capacidad para fomentar la innovación.
[9] Klaus Esser, Wolfgang Hillebrand, Dirk Messner, Jörg Meyer-Stamer (1996). Competitividad sistémica: Nuevo desafío a las empresas y a la política. Revista de la CEPAL, Santiago 1996, No. 59, Pg. 6
[10] Ibíd., Pg. 7.
[11] Ibíd., Pg. 1
[12] Moncayo Jiménez (2002), Nuevos enfoques teóricos, evolución de las políticas regionales e impacto territorial de la globalización. Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social – ILPES Pg. 18.
[13] La globalización de la competencia es cada vez más mercados de producto; la proliferación de competidores debido a los procesos exitosos de industrialización tardía (sobre todo en el Este Asiático) y al buen resultado del ajuste estructural y la orientación exportadora (p.ej. en EE.UU.); la diferenciación de la demanda; el acortamiento de los ciclos de producción; la implantación de innovaciones radicales (nuevas técnicas [microelectrónica, biotecnología, ingeniería genética, nuevos materiales], nuevos conceptos organizativos); avances radicales en sistemas tecnológicos que obligan a redefinir las fronteras entre las diferentes disciplinas (p.ej. solapamientos entre la informática y las telecomunicaciones [telemática] o entre la mecánica y la optoelectrónica [optomecatrónica]).Extraído de Best 1990, Meyer-Stamer 1990, OCDE 1992
[14] Moncayo Jiménez, Op Cit., Pg. 18.
[15] Klaus Esser, Wolfgang Hillebrand, Dirk Messner, Jörg Meyer-Stamer (1996). Competitividad sistémica: Nuevo desafío a las empresas y a la política. Revista de la CEPAL, Santiago 1996, No. 59, Pg. 12.
[16] Dimensión en las que se expresan físicamente las acciones de las demás dimensiones del desarrollo, entre otras, las dimensiones socio – cultural, ecológico-ambiental, técnico-económica, fiscal – financiera, institucional – administrativa.
[17] Echeverri Rafael, Rodríguez Adrián, Sepúlveda Sergio (2003). Competitividad Territorial. Elementos para la discusión.  Sinopsis No 7. IICA. Pg. 3.
[18] Ibíd. Pg. 4.
[19] Se refiere a elementos de firma, cadena, clúster o aglomeración, y aquellos otros factores que son inherentes al territorio y que favorecen la eficiencia individual y colectiva de las empresas. Entre otros, la Infraestructura, la educación, la innovación y el desarrollo institucional, la infraestructura institucional etc.
[20] Es el caso de los estudios de Silva, Iván. (2003) Disparidades, Competitividad territorial y desarrollo local y regional en América Latina. ILPES, Santiago de Chile;  Ramírez, Juan Carlos & Bonilla Guillermo Manuel. (2005).Elementos Estratégicos para elevar la Competitividad del Valle del Cauca. ILPES, Santiago de Chile; Ramírez, Juan Carlos (2002, 2007,2009), Escalafón de la competitividad de los departamentos de Colombia. CEPAL, Bogotá D.C. Colombia. entre otros.
[21] Moncayo Jiménez Edgar. (2003). Nuevos enfoques teóricos, evolución de las políticas regionales e impacto territorial de la globalización.
[22] Stéphane Garelli (2007). Global Competitiveness Report 2007. World Economic Forum. Switzerland
[23] Citado de IMD, webpage.
[24] Los fundamentos de Porter son base de estudio en el Foro Económico Mundial  y el Global Competitiveness Report está sustentado en dichos fundamentos.
[25] La competitividad nacional está asociada con fenómenos macroeconómicos (tipos de cambio, tipos de interés, déficits presupuestarios), mano de obra barata y abundante, prácticas de gestión, abundancia de recursos naturales, políticas oficiales, entre otras.
[26] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara”, Buenos Aires, Argentina. Pg. 168.
[27] Ibíd. Pg. 168.
[28] Extraída del contenido del libro Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara”, Buenos Aires, Argentina.
[29] Se refiere a la generación de sinergia entre los diferentes actores de una región o nación (Empresarios, gobiernos, academia, sociedad civil)
[30] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara”, Buenos Aires, Argentina. Pg. 180
[31]Ibídem. Pg. 182
[32] Ibídem. Pg. 182
[33] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara”, Buenos Aires, Argentina. Pg. 187
[34] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara”, Buenos Aires, Argentina. Pg. 188
[35] Porter afirma que el estudio de los clúster, se fundamenta teóricamente en trabajos y estudios realizados sobre los polos de crecimiento, los encadenamientos hacia adelante y hacia atrás, las economías de aglomeración, la geografía económica, la economía urbana y regional, los sistemas de innovación nacionales, la ciencia regional, los distritos industriales y las redes sociales. Todos estos enfoques con énfasis en algunos casos particulares, estimaban la importancia de las partes o de determinados tipos de clúster en los procesos de generación de crecimiento económico a través del desarrollo de actividades productivas emplazadas en una determinada localidad. No obstante, la teoría de los cúmulos, inserta en una teoría amplia y dinámica de la competencia que incluye los costes de diferenciación y la eficiencia estática así como la mejora continua y la innovación en un mercado mundial de factores y productos, aboga, por potenciar las concentraciones emergentes de empresas y por fomentar el desarrollo de aquellos que tengan lazos más fuertes con cada cúmulo o efectos mayores dentro de él.
[36] Ibídem 205
[37] Para Krugman los procesos de concentración geográfica de la actividad económica se explican con mayor rigurosidad por las ventajas del mercado laboral, las existencia de insumos y servicios especializados y los flujos de información y de conocimiento, que por aquellas explicaciones relacionadas con la interacción entre costos de transporte y economías de escala a nivel de planta. (Krugman, 1998a)
[38] Murillo David Romo, Musik  Guillermo Abdel (2005). Sobre el concepto de competitividad. Revista Comercio Exterior. Volumen No 55. No 3. México
[39] Este numeral tiene como referencias a http://tegra.lasalle.edu.co/dspace/bitstream/10185/1327/1/11031003.pdf, el CONPES 3527 política nacional de productividad y competitividad y el documento de Lombana Jahir, Rosaz Gutierrez Silvia (2008). Marco analítico de la competitividad. Fundamentos para el estudio de la competitividad regional. Revista pensamiento y gestión No 26. universidad del Norte. Barranquilla
[40] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara, Buenos Aires, Argentina. Pg. 237
[41] Ver Informe  Monitor Company. Creando la ventaja competitiva de Colombia. También lo diversos informes de competitividad del Consejo Privado de Competitividad, entre otros.
[42] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara, Buenos Aires, Argentina. Pg. 254
[43] Documento de Política Económica y Social CONPES 3527. Política nacional de productividad y competitividad. Pg. 1.
[44] Todos los departamentos de Colombia, construyeron, a partir de consensos en la gran mayoría, sus respectivas agendas de competitividad y productividad. Como ejemplo, de asociatividad institucional, se muestra el ejercicio de construcción regional de agenda de competitividad realizado por los departamentos de la Orinoquia y la Amazonia.
[46]http://www-wds.worldbank.org/external/default/WDSContentServer/WDSP/IB/2008/08/12/000333037_20080812020253/Rendered/PDF/422690ESW0P10110Box327422B01PUBLIC1.pdf. El estudio del Banco Mundial (2007) “Colombia: Inputs for Sub-Regional Competitiveness Policies” establece una clasificación en cuatro criterios para los departamentos del país. Estos criterios son diversidad de clase mundial, especialización de clase mundial, polos para el desarrollo local y atención especial. Los departamentos “preparados y con más probabilidad de éxito” para asumir una competencia internacional son aquellos clasificados como diversidad de clase mundial. Es precisamente en estos departamentos en los que los clústers han tenido un mayor desarrollo y éxito. Estos departamentos son el Valle del Cauca, Antioquia y el Distrito Capital. 
[47] La institucionalidad para la competitividad debe ser un proceso de abajo hacia arriba que implique la movilización del sector privado, sus organizaciones y la sociedad civil para la discusión sobre el marco conceptual compartido. Debe ser una institucionalidad con independencia política, esencial para la continuidad del proceso, y debe ser orientada hacia la acción para que el proceso se valide y así se evite convertirse en un esquema pasivo. Ramírez Vallejo Jorge (2006). Competitividad Regional en Colombia: Marco Conceptual, Hallazgos y Recomendaciones del Centro de Estrategia y Competitividad. Centro de Estrategia Y competitividad. Universidad de los Andes. Bogotá D.C.
[48] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara, Buenos Aires, Argentina. Pg. 168
[49] Documento de Política Económica y Social CONPES 3527. Política nacional de productividad y competitividad. Pg. 15.
[50] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara, Buenos Aires, Argentina. Pg. 168
[51] Documento de Política Económica y Social CONPES 3527. Política nacional de productividad y competitividad. Pg. 1.
[52] Porter, Michael E. (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara, Buenos Aires, Argentina. Pg. 192
[53] Como política económica general.
[54] Aparte de sus responsabilidades sociales básicas en salud, educación, infraestructura, etc., el Estado debe promover la creación de programas especializados de educación, el desarrollo de alianzas universidad –empresa en proyectos de investigación, promoción de la inversión privada.
[55] Por ejemplo optar por  políticas económicas que devalúen la moneda local.
[56] La cooperación entre sectores rivales genera incentivos para no innovar, no mejorar y no progresar, debido a que la cooperación es limitada y engañosa.
[57] Especialmente en sectores como destrezas humanas, en proceso de innovación, investigación y desarrollo tecnológico, y en activos físicos. Las políticas públicas correctas de regulación de los mercados pueden ser un incentivo importante para promover la inversión.
[58] Existencia de una política antimonopolista fuerte y coherente.
[59] Buscar el libre acceso a mercados en lugares donde exista ventaja competitiva.
[60] Documento de Política Económica y Social CONPES 3527. Política nacional de productividad y competitividad. Pg. 5.
[61] Valores, cultura, trayectoria, estructura económica, institucionalidad, visión conjunta de futuro.
[62] Helmsing A.H.J. (Bert) (2002)Citando a Krugman (1995, 1991a) en Perspectivas sobre el desarrollo económico localizado. Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales EURE, Vol. 28 Número 84. Chile. ISSN 0251-7161. Pg. 3
[63] Existen posiciones académicas que controvierten el papel de la especialización económica de las regiones. Por ejemplo en Helmsing A.H.J. (Bert) (2002).  Perspectivas sobre el desarrollo económico localizado. Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales EURE, Vol. 28 Número 84. Chile. ISSN 0251-7161. Pg. 3. Helmsing menciona que cuando una industria en una determinada región goza de una ventaja inicial pueden darse retornos crecientes, los cuales llevan a la región por un camino de crecimiento. La región se especializa en esta industria. Esta especialización tiene ventajas, pero también puede tener desventajas. La región puede sobreespecializarse, organizando todos sus recursos e instituciones alrededor de esta industria y desplazando otras. Entonces esta especialización excesiva o monoespecialización puede exponer a la región a choques externos. Por ejemplo, cambios en la estructura de la demanda podrían volver obsoleta la base industrial de la región. La reestructuración de capital y trabajo hacia nuevas industrias exige una inversión mayor. El surgimiento de desempleo masivo puede necesitar un proceso de ajuste más lento. Es decir, mientras que la especialización tiene ventajas, también aumenta la vulnerabilidad económica de la región.
[64] Silva, Iván. (2003) Desarrollo Económico Local y Competitividad Territorial. Revista de la CEPAL No 85. Abril 2005. ILPES, Santiago de Chile.
[65] El estudio del Banco Mundial (2007) “Colombia: Inputs for Sub-Regional Competitiveness Policies” establece una clasificación en cuatro criterios para los departamentos del país. Estos criterios son diversidad de clase mundial, especialización de clase mundial, polos para el desarrollo local y atención especial. Los departamentos “preparados y con más probabilidad de éxito” para asumir una competencia internacional son aquellos clasificados como diversidad de clase mundial. Es precisamente en estos departamentos en los que los clústers han tenido un mayor desarrollo y éxito. Estos departamentos son el Valle del Cauca, Antioquia y el Distrito Capital.
[66] Estas condiciones están relacionadas con los vértices del diamante de la competitividad de Michael Porter, como se refleja en el templo de la competitividad nacional. Ver http://www.compite.ws/spccompite/resources/getresource.aspx?ID=356 Pg. 20
[67] “En 2032 Colombia será uno de los tres países más competitivos de América Latina y tendrá un elevado nivel de ingreso por persona, equivalente al de un país de ingresos medios altos, a través de una economía exportadora de bienes y servicios de alto valor agregado e innovación, con un ambiente de negocios que incentive la inversión local y extranjera, propicie la convergencia regional, mejore las oportunidades de empleo formal, eleve la calidad de vida y reduzca sustancialmente los niveles de pobreza”.
[68] (1) desarrollo de sectores o clústers de clase mundial, (2) promoción de la productividad y el empleo, (3) formalización laboral y empresarial, (4) promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación, y (5) estrategias transversales.
[69] Comisiones regionales de Competitividad.
[70] Los planes regionales de competitividad se concentran principalmente en (1) qué papel debe jugar la región en la economía nacional y mundial; (2) cuál es el valor único que ofrece la región como alternativa para la localización de negocios y qué elementos del ambiente de los negocios son esenciales para la propuesta de valor regional, y finalmente (3) qué clusters tienen que ser profundizados o creados. Tomado de www.snc.gov.co/.../1.%20Marco%20conceptual%20compartido%20dic12-06.doc
[71] Christian Ketels, Göran Lindqvist, Örjan Sölvell (2006). Clúster initiatives in developing and transition economies. Center for Strategy and Competitiveness, Stockholm. USA.
[72] Constituye el rombo de la competitividad en su totalidad e integralidad.

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