Geografía encontrada y perdida, apuntes sobre la evolución de la geografía económica
Una Reseña acerca de uno de los textos mas importantes de Paul Krugman sobre la evolución de las teorías del desarrollo y la geografía económica
Por Carlos Rojas Arenas, administrador del BLOG. Ing Industrial, Esp Gestión Regional del Desarrollo, Esp Gerencia de Recursos Humanos, Ma, Estudios sobre Desarrollo. Actualmente Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Casanare - Colombia
Krugman, Paul (1997)
“Geografía perdida y encontrada” en: Desarrollo,
Geografía y Teoría Económica, Editorial Antoni Bosch. Barcelona España,
pp. 31-64.
La
geografía económica (el estudio de la localización de la actividad económica)
como disciplina económica al igual que la economía del desarrollo fueron
ignorados por la teoría económica ortodoxa debido especialmente al tratamiento
dado a la estructura de mercado ante la existencia de rendimientos crecientes.
Los planteamientos o modelos ofrecidos por los académicos representantes de la
economía del espacio no consiguieron dar la suficiente rigurosidad y
tratamiento adecuado al papel que desempeñan los rendimientos crecientes en la
geografía económica. Krugman señala en esta conferencia, que “existió una serie
de ideas centrales llenas de sentido a la luz del análisis económico reciente,
pero que fueron inaceptables para la mayoría de economistas porque en ese
momento no pudieron ser modelizadas” (pg. 37). En este sentido, el autor
presenta de manera sucinta 5 tradiciones existentes en economía espacial para
luego presentar un enfoque teórico creado por el mismo, en el que se recogen
las tradiciones de la geografía económica.
La
primera tradición que se presenta corresponde a la geometría germánica. En esta
tradición se distinguen dos corrientes. Por un lado la corriente resultante de
las investigaciones que realizó Alfred Weber, quien analizó la decisión de
localizar una empresa que sirve a uno o más mercados, que tiene uno o más
proveedores, con un número total de puntos relevantes de este tipo no inferior
a tres (Pg. 38). La otra corriente, de August Lösch y Christaller, corresponde
a la tradición del emplazamiento central, que analizó la localización y el
papel de los centros de fabricación – marketing – servicios, sirviendo a una
hipotética población agrícola distribuida de forma homogénea. Esta tradición se
vio sometida a críticas relacionadas con la falta de realidad en los supuestos
implícitos del modelo en cuanto a distribución de la demanda, relación entre
los costes de transporte y la distancia. Por otra parte esta tradición recibió
críticas relacionadas con su enfoque geométrico llegando incluso a
catalogársele como tal, que como parte de la ciencia económica. Es decir, no
respondía a los cuestionamientos básicos de la economía en su momento, que se
encontraban conexos con la toma de decisiones de agentes racionales y como
interactuaban estas decisiones para dar otros resultados determinados. Además,
la teoría de la localización central suministró un instrumento para llevar a
cabo análisis de sistemas urbanos, más que una herramienta para el análisis
económico relacionado con el emplazamiento de las actividades productivas. En
este contexto, las posibilidades de hacer un modelamiento matemático y
económico preciso sobre los enfoques presentados, se veían limitadas en buena
medida por las restricciones teóricas y por la no resolución del problema de la
estructura del mercado, imperfectamente competitivo.
La
segunda tradición corresponde a la Física social. Esta tradición estuvo
bastante influenciada por la resolución de los problemas relacionados con la
economía espacial, a través de la utilización de instrumentos, técnicas y
teorías que tenían que ver con la ciencia física. Durante el siglo XIX era muy
común que los problemas relacionados con la geografía económica fueran tratados
por medio de “pericias” relacionadas con mecanismos y próximas a la física.
Esto conllevó a que hubiera un aislamiento mucho más profundo entre los
defensores de la economía espacial y la doctrina económica ortodoxa de aquel
entonces. Al respecto, dice Krugman, “la idea de hacer geografía por analogía
con la física no era ninguna tontería…la teoría neoclásica fue claramente
incapaz de ayudar al desarrollo del análisis espacial, de forma que
difícilmente puede culparse a nadie por intentar algo diferente” (Pg. 42). Existen
dentro de esta tradición dos vertientes o corrientes. La primera tiene que ver
con la regla del tamaño – rango o ley de Zipf. Esta ley se refiere a la
distribución del tamaño de las ciudades y se soporta en relaciones estadísticas
bastante profundas, aunque teóricamente no tiene ninguna base clara. La otra
corriente dentro de esta tradición hace alusión a la “ley de la gravedad”, que
relaciona las interacciones entre ciudades-viajes, transporte de mercancías
etc., con su poblaciones y la distancia entre ellas. De esta manera, estos
enfoques han sido bastante útiles como forma de ver los datos en el área de la
economía espacial y del comercio internacional. Estas corrientes soportaban sus
tesis en la idea de que las empresas tienden a escoger localizaciones de máximo
potencial de mercado, donde el potencial de mercado de una localización se
definía como un índice de su acceso a los mercados, que involucraba tanto la
capacidad adquisitiva de todos los mercados en los que podían vender, como su
distancia a ellos (Pg. 42). Estos índices parecieron explicar en buena medida
la localización de las empresas y la localización de actividades determinadas
en zonas urbanas, en Estados Unidos y en Europa. A pesar de las explicaciones
plausibles, regularidades empíricas y una base útil para el trabajo empírico,
la “física social” no logró abrirse espacio entre los economistas debido a que
no dio un tratamiento claro y adecuado de la estructura del mercado.
Otra
tradición dentro de la Geografía económica es la causalidad circular y acumulativa.
“Las empresas quieren situarse donde el potencial de mercado sea alto, es
decir, cerca de los grandes mercados. Pero los mercados tienden a ser grandes
donde hay muchas empresas. De manera que, de forma natural, se llega a
considerar la posibilidad de que haya crecimiento (o decrecimiento) regional
autoreforzado” (Pg. 46). Se destacan en este enfoque los autores Harris y
Lowry, quienes a través de sus aportes llegan a establecer y determinar que las
decisiones de localización por parte de las empresas, en buena medida, estaban
determinadas por el potencial de mercado. Esta idea permitió llevar conceptos
de la teoría del alto desarrollo a la geografía económica. El modelo del gran
empujón se soportaba en la disponibilidad de una oferta de trabajo procedente
del sector tradicional con salarios bajos. En geografía económica la oferta de
factores de producción es totalmente elástica, por lo que los preceptos de la
economía del desarrollo aplicado a una región en particular tenían mucho
sentido. La aplicación de los modelos de Myrdal y de Hirschman, asociados al
enfoque de crecimiento regional de Alan Pred, manifestaban “que una economía
regional crece hasta el punto crítico que empieza a ser rentable sustituir las
importaciones de un producto sujeto a economías de escala, por producción
propia. Esta sustitución de las importaciones hará crecer el empleo regional,
atrayendo trabajadores de otras regiones; y así ampliará aún más el mercado
local. Esta expansión del mercado puede, a su vez, proporcionar el tamaño del
mercado necesario para inducir una nueva ronda de sustitución de importaciones,
y así da lugar a un crecimiento en cascada reflejo de la relación circular
entre el tamaño del mercado y la capacidad industrial de una región” (Pg. 48).
Sin embargo, el enfoque de causalidad acumulativa tampoco logró resolver el
problema de la estructura del mercado por lo que no consiguió abrirse espacio
entre la ciencia económica.
Fuente: http://es.slideshare.net/wilsonwilliam/clase-6-la-teoria-de-la-causalidad-acumulativa-de-gunnar-myrdal
Una
cuarta tradición corresponde a las Externalidades locales. Esta tradición
expuesta por Alfred Marshall se soporta principalmente en la existencia de
externalidades locales a partir de la idea de que la concentración de
productores en una localización particular proporciona ventajas y que esas
ventajas, precisamente, explican mencionada concentración. Con el pasar del
tiempo y resultado de nuevas investigaciones, la noción de externalidad local, apoyada
en un enfoque de rendimientos constantes se disgregó en externalidades
tecnológicas y externalidades pecuniarias, asociadas directamente con el tamaño
del mercado. El enfoque de externalidades locales dio pie para construir una
teoría del tamaño óptimo de las ciudades, sobre la formación de ciudades y el
número de las mismas. A pesar de la importancia de las externalidades, este enfoque
estuvo lejos de la tradición económica. En torno a esto Krugman manifiesta que
“si bien los economistas neoclásicos han podido poner a salvo las razones de
ser de las aglomeraciones a base de suponer que eran puras externalidades
tecnológicas, esta evasión estratégica ha tenido un precio en términos tanto de
credibilidad como de posibilidades de investigación. Más aún, el supuesto de
externalidades puras pone esos efectos en una especie de caja negra, de la que
no se pude decir nada más” (Pg. 51). Estas razones dieron pie para que el
enfoque de externalidades estuviera algo lejos de la ciencia económica
contemporánea.
Fuente: https://elordenmundial.files.wordpress.com/2014/01/cambioordenmundial.pdf
La
última de las tradiciones relacionadas con la causalidad acumulativa
corresponde a la renta del suelo y uso del suelo, que tiene como uno de sus
máximos exponentes a Von Thünen. Este autor estableció un modelo que explicaba
la utilización del suelo para ciertas actividades agrícolas a partir de los
criterios de costos de transporte o la rentabilidad de dichas actividades. Este
modelo explica preceptos económicos neoclásicos como “la idea de equilibrio; la
idea de valor resultado de las fuerzas emergentes de un proceso de mercado; la
determinación simultánea de los precios de los bienes y de los factores de
producción; la habilidad de los mercados para conseguir resultados eficientes;
y el papel de los precios, incluso para factores no producidos previamente,
como la tierra, en proveer los incentivos que promueven la eficiencia” (Pg. 52).
Este modelo fue bastante influyente debido a la posibilidad de utilizar las
herramientas con las que contaba el mismo y la capacidad para mostrar la fuerza
del paradigma competitivo de los rendimientos constantes. El modelo se
concentraba en comprender las fuerzas que dispersan la actividad económica hacia
afuera a partir de ese centro, y no dice ni puede decir nada de las fuerzas que
impulsan la actividad económica en un mismo lugar[1].
A pesar de este gran esfuerzo, el modelo de Von Thünen no fue de gran interés
para profundizar en el área de la economía espacial como se hubiera querido,
por lo que dicha disciplina fue perdiendo interés en el estudio de la propia
economía.
Fuente: http://enciclopedia.us.es/index.php/Archivo:Esquema_de_von_Thiunen.png
Krugman
rescata dos modelos bastante influyentes, que tuvieron un importante
reconocimiento pero que no lograron la suficiente rigurosidad por parte de sus
autores, como para lograr o llegar a conseguir que la economía espacial se
abriera un espacio en la tradición económica convencional. Estos modelos
corresponden al de Walter Isard (recoge los aportes de Von Thünen y Weber,
Christaller y Lösch) y el de la nueva economía urbana. A pesar de avances
representativos en el tema de la geografía económica y de las utilidades
suministradas por estos modelos en el diseño urbano o en la planificación
regional, los mismos no consiguieron realzar el valor y la importancia de esta
disciplina como se debiera, en el contexto de la economía ortodoxa, en gran
medida debido a cuestiones relacionadas con los rendimientos crecientes.
A
partir de los trabajos anteriores sobre geografía económica, Paul Krugman, construye
un modelo económico riguroso en el que se advierte que “naturalmente, vamos a
ver que algunas localizaciones son más atractivas para la industria que otras.
Y no nos sorprenderá que el atractivo de las ubicaciones se puede medir con un
índice del potencial de mercado, que aunque es bastante más complicado que los
que utilizaban los físicos sociales, guarda un cierto parecido con ellos” (Pg.
61). “La industria va a trasladarse va a trasladarse hacia las ubicaciones más
atractivas y lejos de las peores, pero al hacerlo va a cambiar el mapa del
potencial de mercado, de forma que, típicamente, se va a reforzar la ventaja de
las ubicaciones que anteriormente ya eran las más favorecidas. De esta forma el
potencial de mercado se convierte en parte de una historia de causalidad
circular y acumulativa” (Pg. 61). De
acuerdo al modelo de Krugman, se puede percibir también bajo ciertos parámetros,
que toda la industria terminará ubicándose en un mismo lugar. Bajo valores de
parámetros distintos a los anteriores se desarrollan una serie de emplazamientos
centrales con mercados de más o menos el mismo tamaño. “Las ubicaciones con mas
“éxito”, esas que acaban teniendo mucha industria, tienden a extender una
“sombra de aglomeración” a su alrededor, de tal manera que los centros rivales
pueden desarrollarse si están suficientemente lejos; el resultado es pues una
serie de centros situados a una distancia más o menos característica” (Pg. 62).
Por lo tanto la distancia entre los centros es tanto más regular cuanto más
uniforme sea la distribución inicial de la industria, y que una distribución
espacial inicial casi uniforme da lugar a una distribución simétrica en la que
la distancia entre los centros viene determinada por los parámetros del modelo
(Pg. 62).
En
esta conferencia, Krugman argumenta que su modelo permite obtener resultados
similares (bajo ciertas circunstancias) a los ya planteados en anteriores
trabajos, por supuesto, resolviendo la cuestión de la estructura del mercado y
obedeciendo a lógicas y parámetros diferentes a los ya existentes. De igual
manera destaca la importancia y los avances de los trabajos que antecedieron a
su modelo y resalta que tanto las ideas de la economía del desarrollo como de
la geografía económica resultaban imaginarios bastante significativos pero que
por, limitaciones académicas, por falta de rigurosidad o simplemente estrechez
de pensamiento, no lograron conseguir la suficiente aceptación por parte de la
economía ortodoxa del momento. Sin duda alguna el esfuerzo de Krugman por
conseguir que la geografía económica, a través de un moldeamiento más riguroso,
se abriera nuevamente un reconocimiento de la tradición económica, es uno de
los aportes más importantes de esta conferencia. Explicar a través de Krugman,
por qué la actividad económica se localiza en ciertas ubicaciones y no en
otras, y por qué el atractivo de ciertas ubicaciones (externalidades) incide en
que la industria termine localizándose en ciertas ubicaciones, permite establecer
inferencias relacionadas con el tamaño de las ciudades y el comportamiento de
la actividad económica desde una perspectiva espacial y temporal. Además,
permite también, a través del entendimiento claro del modelo, formular y
ejecutar políticas público – privadas que comprendan por el establecimiento o consolidación
de procesos de desarrollo económico local y regional.
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