El comercio electrónico como estrategia de desarrollo económico local

Sin discusión, la pandemia aceleró los procesos de transformación digital la mayor parte de las facetas de la sociedad. Por ejemplo, en el ámbito de la educación, un sector históricamente basado en prácticas tradicionales experimentó un cambio significativo. La incorporación de nuevas tecnologías permitió no solo ampliar la oferta educativa, sino también facilitar el acceso a la misma. Incluso las universidades más tradicionales, tanto nacionales como internacionales, aceptaron esta realidad y optaron volcar buena parte de sus programas al modelo online.

Fuente: Imagen generada por ChatGPT 4.0 utilizando los prompts "ecommerce, región tradicional, ciudad futurista". Modificada ligeramente en Adobe Photoshop. (2024)

De manera similar a lo que ocurre en el ámbito de la formación, otros servicios como los financieros, los trámites del Estado, el inmobiliario, turismo, salud y el comercio, experimentaron metamorfosis en su forma de operar debido a la implementación de tecnologías avanzadas, aceleradas por la incursión creciente de la inteligencia artificial en todos aspectos de la vida cotidiana.

Debido a la importancia económica nacional, representando el 20% del Producto Interno Bruto (PIB), y a la participación de esta actividad en el tejido empresarial colombiano, que incluye el 38% de las empresas colombianas, el comercio es, sin reparos, uno de los sectores que está enfrentando mayores retos debido a los cambios en la forma de comprar, incremento en la confianza y la comodidad que los consumidores colombianos sienten hacia el comercio electrónico o Ecommerce.

A la par, el surgimiento y la consolidación de Marketplaces[1], permite la universalización y fortalecimiento del comercio electrónico (E-commerce) como práctica para acceder a la adquisición de bienes y servicios. Nombres como Amazon, MercadoLibre, Temu, eBay, AliExpress, Rakuten y Shopee se integraron al léxico común de las personas, independientemente del rango de edad. En la misma línea, marcas de productos de diversa gama (moda, electrónicos, salud, belleza, cuidado familiar y personal, muebles, comidas y bebidas), han consolidado su proceso de ventas a través de las ventas por internet.

Según el estudio titulado: “El Futuro del Comercio[2]”, realizado por Accenture y TikTok, el 6,8% del comercio en Colombia corresponde a comercio en línea, y las expectativas de crecimiento de varias industrias bajo este formato alcanzan el 60% en el corto plazo. Estos datos son significativos, especialmente considerando que el año pasado, de acuerdo con la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE), las ventas a través de E-commerce cerca de 62,1 billones de pesos, lo que representa un crecimiento del 12,58% en comparación con el 2022. Así mismo, el número de transacciones de venta online alcanzó los 370,5 millones, con un crecimiento del 11,5% [3]. Para el primer semestre de 2024, el comercio electrónico alcanzó los $41 billones de pesos.

Aunque no se cuenta con un valor exacto debido a que los pagos son contra entrega y no existe registro, el social commerce avanza de forma precipitada, sumando billones de pesos al reportado por la CCCE.

Estas cifras sugieren que la transición del comercio físico a la digital, se dará más pronto de lo que se había anticipado inicialmente. No obstante, varios expertos señalan que, según los antecedentes y el comportamiento del mercado, el futuro del comercio está anclado en lo digital y no existen tendencias que muestren un camino diferente. Esto no quiere decir que el comercio tradicional se extinguirá, pero sí disminuirá su forma física.

 Así las cosas, desarrollar una estrategia adecuada para adaptar un comercio a las nuevas condiciones digitales será crucial para crecer en el mercado. Contar con proveedores óptimos que garanticen precios competitivos, sin sacrificarse un margen comercialización adecuado podría ser una estrategia efectiva. Por otra parte, si se produce un bien o servicio, las ventas en línea, a diferencia del comercio tradicional que se limita a un área física, permitirá vender a todo a nivel nacional e incluso internacional.

La clave también radica en adaptar el producto a los requerimientos legales establecidos por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA), o algún otro tipo de licenciamiento, y disponer de una logística eficiente que garantice óptimos tiempos de entrega y mantenimiento de calidad. Cómo se ha demostrado con muchas experiencias, el comercio digital, si se cuenta con capacidad de producción adecuada, permite un crecimiento exponencial, porque el alcance a través del canal digital es global. Por lo tanto, el éxito dependerá fundamentalmente de la capacidad productiva y logística.

Desde esa perspectiva, producir a nivel local aprovechando los recursos del territorio (turismo, alimentos procesados del agro, confecciones, lácteos y derivados, entre otros), para comercializar a nivel global, convierte el E-commerce es una estrategia de desarrollo económico local que puede potenciar el capital económico de la región.  

Además, es importante destacar que, según el Observatorio de E-commerce del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MINTIC), los habitantes de Casanare están entre las seis poblaciones del país que más compran a través del canal digital. Este dato resalta el desafío que enfrentan emprendedores, comerciantes, empresarios y productores en cuanto a la formulación de sus estrategias comerciales.

En conclusión, la evidencia reciente demuestra que el comercio electrónico y la tecnología pueden convertirse en grandes aliados del negocio si se implementan adecuadamente. Además, pueden contribuir de manera significativa a que la producción local acceda tanto a mercados nacionales como internacionales.

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