Una apuesta por el empleo
Se
vive en un tiempo contradictorio y perturbador. El periodo de mayor progreso
material y mejor acceso a servicios sociales, es también, el de mayor inconformidad
de las últimas décadas. El momento lo demuestra. Por otra parte, en la época de
mayor sensibilidad en términos sanitarios, por lo menos en lo corrido del siglo
XXI, tiene lugar una protesta y movilizaciones sociales de dimensiones no
vistas por la mayoría de los colombianos.
Algunas
de las causas del paro están fundadas en la no existencia de oportunidades, la
precarización del trabajo, la desigualdad, y podrían ser reforzadas por las
comparaciones internacionales sobre calidad de vida que facilita la internet.
En otro sentido, desde la administración pública, se establecen una serie de
medidas, de manera reiterativa y con resultados frustrantes, para tratar de
contener la pandemia de la Covid-19 como toques de queda, confinamientos, pico
y cédula, restricción de la movilidad de vehículos y motocicletas, implementación
de protocolos para actividades económicas, entre otras.
Bien
por los jóvenes que luchan con ahínco por lo que consideran que la sociedad
merece, una lucha que acompañamos de diferentes formas y apreciaciones. Justo
por la administración pública que trata de contener la pandemia y evitar que se
desborden los problemas de sanidad. Mientras tanto, se perturba el avance de la
dimensión económica del desarrollo del país con los derechos y bondades que de
ella se desprenden.
Se esperaba con entusiasmo que el 2021 fuera el año de la reactivación económica y del retorno gradual a la normalidad. Se podría afirmar que se transitaba en el camino correcto. Pero no ha sido así. Un nuevo pico, ligado a las mismas medidas restrictivas que se aplicaron al inicio de la pandemia, deterioró de nuevo los ingresos de las empresas y el empleo de las personas. Para atizar aún más la hoguera brotó el paro nacional y con él una trágica adición de millonarias pérdidas económicas, en especial para las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) que conforman el 95% del tejido empresarial de Colombia.
Los
empresarios en el 2020 cesaron o realizaron intermitentemente sus actividades productivas
y bajaron sus ingresos y, debido a esto millones de empleos se perdieron, según
la encuesta de Pulso Empresarial y de Empleo realizadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), con el apoyo del Banco Mundial, el Banco
Interamericano de Desarrollo -BID- y el Banco de Desarrollo de América Latina
–CAF, su papel es fundamental para recuperar el empleo que requiere el país,
reducir la pobreza y mejorar un conjunto importante de condiciones favorables
para la población, especialmente la más vulnerable.
Para que el empresario pueda adelantar su actividad, Gobierno, ciudadanía y manifestantes deben facilitar su operación. Esto significa, levantar los bloqueos que deterioran la movilidad de bienes y servicios, descorren la recuperación económica, además del impacto social que afecta a Colombia y el retraso del manejo de la pandemia en la toma de pruebas Covid-19 y la vacunación.Conciliar los desacuerdos a través del diálogo puede ser la primera disposición.
Así mismo, hacer el menor uso posible de medidas restrictivas, que como demuestra la experiencia reciente, no han sido efectivas para contener la pandemia, pero si han menoscabado el desempeño de MiPymes principalmente.
El
empleo, que como lo revelan las cifras oficiales se encuentra en riesgo, puede
ser recuperado por lo empresarios si las condiciones le permiten actuar. No es menor la tarea empresarial.
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